En Berbegal me encontré con el primer albergue con donación. Después de presentarme ante el chico que lo llevaba, me enseñó el que seria mi pisito durante aquella tarde noche. Para mí sola. Un baño, una cocina y una habitación con diez camas. Después de cinco noches durmiendo sobre suelo duro eso era todo un lujo.
Esparcí todas mis cosas sobre la habitación, el baño y la cocina. En menos de cinco minutos ya me había apropiado de ese lugar. Y entonces bajé al bar.
– ¡Yepaaaaa!
– ¡Yeeeeeey!
Yo: Perdone, ¿hay wifi?
– Está estropeado. Creo. Tardarán en arreglarlo. ¿Oye, hay wifi?
-Sí. Creo que sí. Sí que hay sí. Es Ayuntamiento nosequé. Ayto Berbegal o algo así. Míralo
Yo: Vale, gracias. Una clara, por favor.
– ¿Lo tienes?
– Sí, sí. Es Ayuto Berbegal.
– Sí. Hay oytro que se llama Abadal o Abedabal o Abarral pero no tenemos contraseña ni na’. Ese es del colegio. No sabemos la contraseña.
– ¿Estás haciendo el Camino?
Yo: Sí.
– Cuantos kilómetros al día son caminando?
Yo: No sé. Lo hago en bici. Pero hay días que hago cuarenta y pico, otros treinta y pico. Los dos primeros días hice poquísimos.
– ¿De dónde has venido hoy?
Yo: De Tamarite
– ¡Eso son unos cuantos kilómetros! Y llegar hasta aquí es un buen trecho de subida…
Yo: Sí. Casi muero del susto al ver la entreda al pueblo
– ¡Je! ¡je! ¡je! Y caminando cuantos kilómetros crees que son al día? ¿Lo sabes?
Yo: No lo sé. Me han dicho que unos 25 pero depende de cada etapa.
– ¡Yeeeeeeeeeeeeepa!
– ¡No grites así que los que no nos conocen se van a asustar! ¿Verdad que te ha asustao?
Yo: ¡jajaja! Un poco…
– ¡Yeeeeeeeeeey! Una copa de Torres Cinco bien llenica
(Se la bebe de un solo golpe)
– ¿A que nunca habías visto a nadie beber así?
Yo: Pues no. ¿Qué edad tiene?
– Quééé?
– Qué edad tiene usted?
– ¡No me llames de usted que me hace mu mayor!
– Tiene ochenta y es muy estudiao.
– Tengo setentaipico pa’rriba ¡je! ¡je!
– Tiene ochenta y sin entendimiento. No tiene nada de entendimiento.
– ¡Hazle una foto! ¡Hazle una foto!
(Risas en todo el bar)
– ¡Ha salido mu apañao!
– ¡Qué bien puesto estoy!
– Ahora ya te tiene fichada la CIA. Que ella es del servicio secreto ¡je! ¡je!
(Asiento con complicidad y me señalo el ojo)
– ¡Je! ¡je! Te tiene fichá el SIC ese!
Yo: ¿Cuánto es?
– Ya lo tienes pagao.
Yo: ¿Qué?
– Lo tienes pagao.
Yo: ¿Quién lo ha pagado?
– Ese de ahí. El de azul.
Yo: ¡Gracias! ¡Adiós! ¡Buenas noches!
Todo el bar (casi al unísono): Enga, ¡adiós!
Al día siguiente me voy apenada por volver a las noches sobre el suelo duro y a las mañanas perezosas en las que toca desmontar el campamento, pero pedaleo con muchas ganas de ver con qué me encontraré en el próximo bar.
Jejeje! Els mañicos, ridiela!! Hi ha gent simpatica per tot arreu, vigila pel cami amb tantes clares no et parin la poli!!
Als ciclistes no ens fan bufar. No ens queda alè!
Jeje, Waw Sire! quina gent més catxonda que et trobes, espero que segueixin sent tots així i el viatge et resulti agradable 😛 i passant-ho així de bé amb aquesta gent tan catxonda segur que ho serà! Fins aviat!!!
El aragonesos estàn com una cabra, de moment no es supera ningú en el que porto de viaje.
Las historias de las gentes engrandecen un viaje llenándolo de anécdotas y buenos momentos. Son estos los bonitos detalles que luego perdurarán en nuestra memoria. A seguir disfrutando.
¡Y tanto! Si viajo es por la gente y, si además viene acompañada de un bonito paisaje como el de Berbegal, ya no puedo pedir más.