Despues de un dia de descanso tocaba visitar Angkor por tercera y ultima vez. Volvi a levantarme pronto, no porque el dormitorio fuera otra vez ruidoso (esa noche habia compartido habitacion con Charlotte, una chica francesa que conoci a traves de Couchsurfing), ni porque quisiera ver la salida del sol desde Angkor Wat; sino porque tenia 40 km por delante para llegar a Bantea Srei, el templo angkoriano mas alejado. Cuando empece a pedalear hacia Angkor, medio dormida e intentando no perderme otra vez, no me imaginaba que ese jueves iba a ser algo mas que un largo y aburrido dia pedaleando.
Parte I
Al llegar a las 7 de la manana a Angkor Thom encontre a Charlotte en compania de Bajin, un chico irani que acababa de conocer en Angkor Wat. Bajin insistio en que lo acompanaramos a ver un templo lejano perdido en la selva. La idea de que quizas ese templo fuera Bantea Srei nos animo a subir a su tuk tuk. Despues de diez largos minutos en los que Charlotte aguanto varias insinuaciones y rechazo una propuesta de matrimonio, mientras yo intentaba esconderme detras de la cortina cada vez que Bajin se hacia el simpatico con los turistas, al fin llegamos al templo. Nos encontramos con unas ruinas no muy diferentes a las que rodean Angkor Thom y no tan alejadas como Bantea Srei.
El tuk tuk volvio a dejarnos en el punto de partida y Bajin pago 20$ a su conductor par que volviera a Siem Reap sin el. «Puedo ir con vosotras? Donde se alquilan bicicletas aqui?». Charlotte consiguio convencerle de que no era una buena idea, asi que mientras Bajin consultaba con su conductor -que seguia a su lado, con los 20$ en la mano y con cara de no entender nada- el precio que costaba un tuk tuk de vuelta al hotel (un precio que acababa de pagarle), Charlotte y yo nos subimos a la bici y comenzamos a pedalear discretamente hacia Bantea Srei.
Parte II
Eran las 10 de la manana y no estabamos muy convencidas de que pudieramos llegar al templo, pero despues de pedalear durante 4 horas y de hacer una parada para comer y responder las preguntas de los camareros (De donde eres? Cuantos sois en tu familia? Tienes novio? Nos podemos hacer una foto con vosotras?), llegamos hasta un pequeno templo rodeado de tiendas de recuerdos, campos de arroz y unos pocos turistas. Era reconfortante no encontrar alli el trafico agitado de turistas, elefantes y autobuses. Solo por eso, y tambien por los verdisimos campos de arroz que rodean el templo, habia merecido la pena pedalear durante tantas horas.
Al volver a Siem Reap pasamos otra vez por delante de casas construidas con hojas de palmera, de vendedoras de galletas y de ninos exclamando «Hello!». Antes de la puesta de sol ya estabamos en el hostal. El estomago me pedia comida a gritos y las piernas no se acostumbraban a volver a caminar, pero mi cabeza se sentia feliz de que hubiera un rinconcito de Angkor que habia conseguido escapar del circo.
Lee > Angkor World I
Molt be!! Es una llastima que els goberns no sapiguen revertir els diners en el manteniment dels edificis i en el benestar de la gent. al menys tindri un sentit tan negoci.
Crec que Angkor pertany a Xina (quasi mitja Cambodja pertany a Xina, de fet, laltra meitat pertany a Vietnam), aixi que ja es sap on van els diners…