Los paisajes desérticos que veíamos a través de la ventanilla del camión anunciaban el fin del mundo. Resultaba sorprendente que, de pronto, en medio de un valle árido apareciera una casa, un campo de trigo y un pequeño rebaño de vacas. Si me hubieran abandonado en cualquier punto del camino, estoy casi segura que hubiera muerto de hambre y frío, pero parece que alguien había llegado a ese desierto antes que nosotras y se las había apañado para sobrevivir.
Si tuviera que describir Padum en una frase diría que son cuatro casas situadas en medio de la nada. Probablemente esta descripción sorprendería (o incluso ofendería) a los locales, pues para ellos Padum es un lugar lleno de posibilidades invisibles para unos ojos acostumbrados a las comodidades del mundo occidental. O así lo demuestra una breve conversación con una joven local.
– ¿En invierno estáis aislados por la nieve?
– Sí.
– ¿Y no os aburrís?
– No.
-¿Qué hacéis?
– Muchas cosas: Esquiamos.
Es inevitable replantearse los valores de la vida moderna al viajar por uno de los valles más remotos de India. Pasar quince días sin wifi, tener acceso a un solo cibercafé que sufre constantes cortes de luz, tomar un té cargado de leche en el oscuro salón de una casa, pedir donde está el baño y que te señalen un balde de agua o un agujero en el suelo. Que cada una de estas cosas te sorprenda tanto como las áridas e inmensas montañas que rodean Padum, y que admires con cierta compasión a esa gente que no necesita consultar diariamente el facebook ni se desespera con los imprevisibles cortes de luz, revela hasta qué punto nos hemos complicado la vida.
En realidad no se necesita demasiado para vivir, y así lo demuestran los habitantes de Padum al construir su felicidad en unas condiciones durísimas. Entendiendo la palabra dureza según la perspectiva de los turistas que vivimos en un contexto en el que parece natural que el agua deba salir caliente al girar el grifo, que el hogar esté climatizado a la temperatura ideal; que la fruta fuera de temporada esté presente en el supermercado durante todo el año y a que el wifi sea el nuevo dios omnipresente.
A los habitantes de Padum no parece importarles quedarse aislados durante los cuatro meses de invierno ni ser privados de las comodidades de vivir en un terreno más indulgente. Parece que una casa con vistas al horizonte, un pequeño huerto y unos termos llenos de té son suficientes para vivir decentemente o incluso para ser feliz. Su personalidad ha sido forjada por una tierra árida, unas montañas peladas y un frío seco que cubre de nieve el valle durante el largo invierno. Pero, al contrario de lo que pudiera parecer, el resultado ha sido un carácter amable, con un sentido muy particular del humor y una aparente seriedad que se rompe con un «juley» y desaparece del todo con una taza de té y unos guisantes en tus manos.
Waris Dirie, una emigrante sudanesa que llegó a Estados Unidos huyendo de un matrimonio concertado, afirma en su libro Amanecer en el desierto que de niña no fue consciente de su pobreza hasta que vio a otros niños con zapatos. Espero que los padumeses, al ver a los grupos de turistas que llegan en jeeps cargados de cosas que no necesitan, no sientan complejo de pobreza. Al contrario, espero que valoren su estilo de vida ajeno a nuevas e inútiles necesidades y que se sientan orgullosos de haber aprendido a ser felices en medio de la nada.
Impressionant! un poblet tan aïllat i al mateix temps tan acollidor. La primera foto que he vist he pensat -On s’ha fotut aquest cop la Sire! xD- però a mesura que anava llegint he vist que havies nat a petar a un indret preciós.
Per cert; m’ha encantat el dibuix que ensenyes xD
Ladakh és un lloc impressionant. Encara no em crec que hagi estat a un lloc com aquest.
Has estat a un poble aturat al segle XIX o al XVIII, ves a saber!! si miresim com vivien a les zones rurals del nostre pais fa 200 anys també vivien d’aquesta forma, pero es aixo el que els desitges? Que s’aturin en el temps? Que no aspirin a mes? Potser a la nostra societat ens estem passant pero entre una cosa un un altre deu haber un terme mig, no?
No desitjo que s’aturin en el temps. Només em plantejo què significa això que tu anomenes «aspirar a més» i si tant «progrés» no ens porta, en realitat, a perdre de vista allò que realment ens fa feliços.