Me cuesta mucho escribir sobre lugares en los que estuve hace tiempo. Prefiero escribir sobre ellos mientras estoy enfrascada en recorrerlos, así las impresiones aún no se han diluído por el paso del tiempo. Así es más fácil también encarar la página/pantalla en blanco del blog. Soy incapaz de escribir sobre Fez, que visité hace más de tres años, o sobre Berlín, hace más de cinco. No quiero que eso ocurra con Bombay y por ello he decidido plantarle cara a esta entrada hoy. Está siendo difícil, pero por suerte quedan las imágenes. Estas no se emborronan ni pierden detalles, y aún conservan pequeñas porciones de mi experiencia en Bombay. El único problema son las palabras con que acompañarlas. Solo se me ocurre hacer pequeñas anotaciones a pie de foto a modo de pinceladas de lo que fue Bombay para mí, y el fin de mi viaje por Asia.
Amrit, mi anfitrión, me llevó a este lugar y me lo presentó como La lavandería de Bombay. «Los llamas para que vengan a casa a recoger tu ropa sucia y vienen aquí a lavarla. Es barato, aunque tardan una semana. Por eso sale más a cuenta lavarla a mano en casa. Pero es un buen lugar para lavar los saris sin estropearlos».
Luego paseamos por el mercado de los ladrones, donde se venden objetos robados junto a antigüedades sin la mínima posibilidad de distinguirlos. Al mercado de coches de «segunda mano», que estaba solo una calle más allá, ya no se atrevió a llevarme. «Puede ser peligroso».
Branda fue el barrio en el que me alojó Amrit durante mis cinco días. En él viven la mayoría de las estrellas de Bollywood. Incluso hay un autobús que te pasea por las calles del barrio para ver sus casas, como la de Shahrukh Khan. Su casa está en primera línea de playa y es fácil divisarla durante un paseo cerca del mar, porque siempre está rodeada de gente esperando reconocer al actor por una de sus ventanas. Creo que lo vi asomándose desde la terraza.
Las playas de Bombay están lejos de ser un paraíso de arena blanca y aguas turquesas, pero aún así las famílias las adoran.
Y desde ellas es fácil divisar el perfil de la ciudad, a veces escondido detrás de las autopistas que cruzan el mar.
Pero lo mejor de pasear por la playa es disfrutar del desfile.
Aunque no siempre se vea en ella a niñas luciendo vestido nuevo: Cuando la madre de esta niña la descubrió durmiendo en el banco de piedra, le clavó una gran bofetada en la cabeza. Se despertó de un sobresalto y refunfuñando volvió a mendigar entre los paseantes. Estos se la sacaban del medio con reprimendas por su mala educación e insistencia, mientras su madre la observaba desde el banco alentándola a seguir trabajando.
Mientrastanto las paredes pintadas con escenas de Bollywood siguen intactas.
Otras prefieren vestirse un poco más modernas.
Y otras luchan por no derrumbarse.
Que buenas fotos! A veces son la mejor manera para expresar experiencias y sentimientos que todavía no te explicas. Me imagino que con los contrastes que se pueden observar en la India, la camara es un instrumento indispensable. Si no viste la pelicula de Bombay Dayries te la recomiendo. Tus fotos me la recordaron mucho aunque yo no conozca todavia a la ciudad pero pronto si 😉
Te va a encantar, ya verás. Me parece que es una de las ciudades más «amables» de India, pero continua teniendo ese punto de «caos» que caracteriza al país.
Me apunto la peli 😉
Bombai! Me la imaginava molt diferent. Una mica mes turistica i sense tanta miseria.
La miseria està a tot arreu, però val a dir que no n’hi ha tanta (o almenys no se’n veu) com a altres ciutats, per exemple Calcuta.
¡Qué ganas de viajar cuando te leo! Hacía tiempo que no me paraba a leer una entrada completa.
¡Vente conmigo a algún lado!
Bueno, de momento ya me voy contigo a Bilbao. ¡No te quejes! ;P