Me he acomodado. Durante dos días no he tenido que pensar en cómo llegar a donde quiero llegar, cómo comunicarme ni qué visitar. Solo me levanto, me aseo, me visto y sigo a Nakui. Mis únicas tareas son comer y mirar. Me he acomodado tanto que estoy perezosa. Me da pereza planear mis siguientes pasos por China cuando la hospitalidad de Nakui se acabe y me da pereza incluso escribir en el blog.
Desde que llegué a Xiamen he estado pensando en escribir aquí, pero me han faltado ideas. Salí de la estación de Xiamen con la cabeza llena de gente, paisajes e historias, así que al principio quería describir mi viaje de tres días en tren: cómo el revisor se ocupó de encontrarme un espacio para dormir en el viaje de Lijiang a Kunming, las risas que compartí con un señor al que no entendía, cómo comparó sus diminutos pies con los mios y acarició sorprendido el vello de mi brazo; la chica que me preguntó si era rusa y las mandarinas, guisantes y manzanas que mis compañeros de «habitación» compartieron conmigo.
Pero no sabía cómo contar esto de forma que no pareciera una simple enumeración de hechos, así que fui postergando esta entrada, hasta que hoy me he dado cuenta de que la semana se está acabando. Creo que mi cerebro y mi cuerpo me piden un respiro. Después de tantos meses de ajetreo me estoy tomando unas vacaciones en Xiamen, lejos del frío de Yunnan, de las motocicletas de Vietnam, de los tuktuks de Tailandia, Laos y Camboya, de los autobuses de Indonesia… De hecho los seis meses anteriores parecen un bonito sueño.
Ahora estoy en medio de rascacielos iluminados, centros comerciales, tiendas, playas y carreteras. Hace tiempo que no me movía en autobús por una ciudad (en Lijiang solo lo usaba cuando estaba segurísima de mi destino, o por lo menos lo tenía escrito en un papel). Hoy he viajado en cuatro autobuses diferentes. Hacía tiempo también que no tenía que apuntar con el dedo lo que quería. Hoy solo me he sentado delante de la mesa y Nakui ha pedido una sopa de rana buenísima.
Es agradable pasar las Navidades en un país donde esta solo se celebra en los centros comerciales. Hace que el esfuerzo de Nakui para decorar el piso y la comida que entre ella y sus amigos cocinaron sea un verdadero acto de hospitalidad. Y así está siendo un día detrás de otro: un verdadero acto de hospitalidad, acompañado de infinita paciencia para mostrarme cada una de las callejuelas de la isla, para sufrir el viento conmigo durante el paseo por el barrio de pescadores, para pensar qué nueva comida hacerme probar, para responder cada una de mis preguntas sobre gramática china… Para, en definitiva, hacer que China cada día me guste más.
Un día, en Dali, después de unas cuantas visitas a la farmacia para hacerles entender lo que necesitaba, pensé que odiaba China. Unas horas después una chica me invitaba a zumo de mango y enseguida me arrepentí de haber odiado China durante unos minutos. Hoy me declaro totalmente seducida por este país, y me resulta difícil explicar por qué. No he visto paisajes impresionantes como en Vietnam (aunque me han dicho que los tiene), ni playas bonitas como en Tailandia o Indonesia. Incluso a veces Xiamen me recuerda a la aburrida Singapur. La gente tampoco sonríe como en Camboya o Tailandia, y el bajo o nulo nivel de inglés de los chinos hace que el mínimo acto de comunicación sea una auténtica lucha. Pero, sin sonrisas, la gente es igual de amable, y para comunicarme he tenido que aprender su lengua, lo que me ha llevado también a entender un poco mejor su forma de ver el mundo.
A cada párrafo de esta entrada he tenido que parar de escribir para escuchar los chistes que la amiga de Nakui está contándole por teléfono. Para cada uno de ellos he necesitado una larga nota aclaratoria, pero siempre he soltado una carcajada sincera al final. Mi viaje por China también está resultando incomprensible en muchas ocasiones, pero siempre tengo alguien al lado dispuesto a explicarme aquello que no entiendo. Quizás todas estas notas aclaratorias que me han facilitado toda la gente que me he encontrado por el camino es lo que está haciendo que disfrute China.
Mira que dir que t’has pres unes petites vacances enmitg d’aquestes gigantesques vacances! Tot i que com et vaig dir un cop, viatjar esgota. A seguir amb el ritme! Encara queda molt per descobrir.
A mi no em sembla que estic de vacances. Em molesta una mica quan la gent ho diu. Simplement he escollit probar un estil de vida diferent. Però, creu-me, està molt lluny de ser unes vacances…
Petons!
T’estas tornant una mica gandula!! M’agradaria que expliquesis amb mes detall el teu viatge de tren en 3 dies, segur que va ser molt interesant pels detalls que has donat en aquest post.
Realment a la teva amiga Nakui li tens que estar molt agraida.
I espavila que el viatge continua … Un peto ben fort!!
Potser algún día l’explico, quan torni a espavilar-me… Feliç any nou!