Desde Calcuta no había trenes hasta el 28 de mayo. Esto quería decir que debía quedarme diez días en esta ciudad hasta poder conseguir una cama en el próximo tren hacia Gaya. No recibí esta información con mucha alegría. No me apetecía quedarme atrapada en una ciudad en la que la temperatura mínima es de 40°C y a la que me habían descrito como un lugar «muy caro en el que no hay nada que ver».
No entiendo cuando alguien dice de una ciudad que en ella no hay nada. Si me preguntas a mí, después de haber pasado una semana aquí, te diré que en Calcuta hay tantas cosas que ver que diez días no son suficientes. A parte de los famosos Indian y Victorian Museum, hay centros comerciales cuyas tiendas están vacías, pero con los pasillos llenos de gente refugiándose del calor. Hay un gran parque con aficionados jugando partidos de criquet y parejas haciéndose arrumacos bajo los árboles, o escondidas detrás de paraguas.
También hay cabreros que cada día a las 11 de la mañana se presentan delante de la iglesia con sus más de veinte cabras (aún no sé por qué). Y un señor que pasea su vaca vestida con bonitas garlandas. Hay hombres que empiezan una conversación con la manida frase: «Qué calor hace hoy», y acaban invitándote a tomar un té en su tienda o a dar un paseo nocturno por el parque. Una negativa no es suficiente para ellos y una tiene que acabar huyendo.
En Calcuta hay también un templo dedicado a Kali, al que los locales más descreídos aborrecen ir por la cantidad de gente que acude a él. «Tienes mucha suerte» me dijo el chico que me acompañó, al ver que dentro de Kalighat solo había unos cuantos niños tirando de nuestros pantalones y algunos iluminados ofreciendose a pintar nuestra frente a cambio de algunas rupias. Los ayudantes del sacerdote habían desaparecido ese día. Era imposible sacar alguna rupia a la gente que quería evitar las colas en un día en el que no había ninguna cola. El sacrificio a Kali ya se había hecho y en un rincón estaban despedazando una cabra para ofrecerla como único menú en el restaurante del templo.
Además de templos, museos, parques y cines, en Calcuta hay taxis, mercados, vendedores de zumo y helados; comida callejera por 20 rupias (20 céntimos de euro), niños lavando la ropa en las fuentes, tullidos pidiendo limosna, mujeres que te persiguen con un biberón vacío y otras que piden que te sientes con ellas en ese rincón de la calle en el que viven. En Calcuta hay miseria y al verla comprendo lo que me dijo un viajero eslovaco: «No entiendo a la gente que dice que le gusta India. A nadie puede gustarle un país con tanta miseria».
La verdad es que no tiene ningún sentido que me guste Calcuta. ¿Cómo puede gustarme la decadencia de sus edificios, su gente con una amabilidad muy seria e, incluso, los espabilados que buscan sacarme algunas rupias con motivos tan extravagantes como agrandar mis pechos con masajes ayurvedicos?
Puede que me guste Calcuta porqué cada noche vuelvo a mi habitación con una anécdota que contar, con una nueva lección aprendida o habiendo conocido a algún personaje al que recordar con cariño. O, quizás, lo mejor de Calcuta es que no debo entenderla para que me guste.
Comparto tu opinión de Calcuta! A mi también me dijeron que no tenía interés y nada más lejos de la realidad para mi. Como tu dices, allí cada día siempre hay algo nuevo que contar, porque Calcuta se vive y se siente 😉
https://caminaresunarteolvidado.wordpress.com/2013/12/24/sintiendo-kolkata/
Hello Irene! ¿cuándo vuelves a Europa y viajamos juntas por aquí? Es que cada vez que te leo me das una envidia… nunca me ha llamado Asia, pero te leo y me gustaría estar allí de turismeo contigo, yo haría vídeos reportajes y tú el blog jajajajja
Ya pronto un añito desde que te fuiste. Disfruta!
Te cointesto con otra pregunta: ¿Cuándo vienes a Asia y viajamos juntas por aquí? Podríamos hacer un videoblog: «Laura e Irene por el mundo».
Ya ha pasado un año… ¡No me lo puedo creer!
Primer de tot, que vol dir ‘arrumacos’, jejeje. India es el pais dels extrems, la miseria i grans fortunes, com pot ser que un pais democrata com es no reparteixi millor la riquesa!!