A veces me da vergüenza contestar a la pregunta:
Cuando viajo puedo pasar una semana en una ciudad y marcharme de allí habiendo conocido la mitad de lugares que otros viajeros consiguen visitar en tan solo tres días. Para quedar bien, yo digo que estoy recargando energías, que me gusta viajar lento y cualquier otra cosa que se me ocurra; pero quizás la profunda verdad es que soy una vaga.
En Seattle, por ejemplo, he pasado seis días durante los cuales he conocido siete lugares. Sí, solo siete. Seguramente para cualquier viajero con las pilas bien cargadas siete días en Seattle le parecerá una pérdida de tiempo o, mejor dicho, solo ver siete cosas en seis días pude parecerle una pésima gestión del tiempo. Y quizás tiene razón. Pero para mí, conocer Seattle a paso de tortuga fue justo lo que necesitaba.
Pike Market
Creía que después de más de 25 horas de viaje, lo único que me apetecería hacer una vez en Seattle sería dejarme caer sobre el césped de cualquier parque de la ciudad y pasar allí las siguientes horas o los siguientes días. No me imaginaba que el centro de Seattle iba a ser un pellizco vibrante de energía.
La ciudad me dio la bienvenida con sol, música y una mezcla de olores y sabores que solo se encuentran en Pike Market.
Nombres de todos los ciudadanos que pusieron su granito de arena para conservar el Pike Market. «Solo vendemos salmón salvaje pescado por pescadores salvajes.»South Lake Union
El encanto de esta zona de Seattle gira entorno del South Lake Union Park y su centro de barcos de madera.
¿Adivinas cómo pasé el día allí?
Exacto. como buena vaga, me pasé unas horas viendo la vida pasar frente al lago. No hay nada más bonito que observar el agua.
Seattle Center
Este es un lugar bizarro y te lo voy a resumir en una foto:
Además de duchas gigantes, también hay museos, exposiciones de flores de cristal y otras rarezas. Pero, lo más importante, es que en este lugar se encuentra el símbolo de la ciudad: el Space Needle.
West Seattle
Lo mejor de esta zona es llegar a ella. Hay un ferry que te lleva hasta allí y, una vez en el puerto, es muy tentador dejarse caer sobre la arena para dejar pasar las horas como una lagartija bajo el sol. También hay gente valiente que se baña en las aguas frías del Pacífico.
Green Lake
Seattle (y casi cualquier ciudad norteamericana) está plagada de parques. Hay para dar y regalar. Si no te decides por cuál visitar, simplemente deja caer un alfiler sobre el mapa y seguro que cae sobre un parque. Aunque si no quieres dejar tu visita de Seattle en manos de la suerte, te recomiendo que vayas a Green Lake.
Por supuesto, hay un lago enorme, pero también mucha gente haciendo ejercicio, picnics, escuchando reguetón, paseando al perro y a los niños, volando cometas, remando, pedalenado, nadando…
Una foto publicada por Irene Garcia (@cronicasdeunargonauta) el
Queen Anne
En Queen Anne se encuentran casa bonitas con jardines bien cuidados y protegidos por banderas americanas. Es todo muy pijo, no voy a negarlo, pero también es muy bonito.
No lo digo solo yo. También lo dice un señor vestido de amarillo fosforito que pedalea en bicicleta por el centro de la ciudad ayudando a los turistas. Pero dudo que sus piernas pensaran lo mismo sobre Queen Anne, pues este barrio se encuentra en una colina y debe ser un auténtico infierno recorrerlo en bici. De hecho, yo era la única caminando por allí…
Sin embargo, ese desnivel convierte a Queen Anne en uno de los miradores de la ciudad. Una subidita no tiene importancia (incluso para una vaga como yo) si viene coronada por una buena panorámica.
Ingalls Lake
No siempre me despierto con ganas de hacer nada. Hay días en que me calzo unas botas y me lanzo a caminar por ahí, sin tener casi ni idea de adónde voy. Si P. me dice que hay un trekking moderado a pocas horas de Seattle con unas vistas impresionantes, yo le sigo, aunque eso signifique caminar durante siete horas.
Lo único que lamento es llevarme conmigo el cansancio y la pereza, que no dejan de perseguirme desde que llegué a Seattle.
Pero superar la vagancia tiene sus recompensas.
Algunas cosas que hay que saber sobre Seattle

- El transporte público cuesta 2,50$ y el billete dura dos horas.
- Los conductores de autobús no tienen cambio, pero normalmente te dejan subir gratis si les dices que no tienes el dinero justo para el billete.
- Hay otras torres más baratas que la Space Needle para disfrutar de Seattle desde las alturas. Por ejemplo, la Columbia Tower.
- En Seattle Center hay wifi gratis.
- Los ferrys a las islas de la bahía cuestan entre 8$ y 15$, pero el viaje de vuelta es gratuito.
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