Cuando digo que no voy a ir a un lugar acabo haciendo lo contrario. «No creo que vaya a Myanmar», dije, y acabo convirtiendose en uno de los paises que mas me ha gustado del Sudeste Asiatico. «No voy a ir a Vientiane», dije, y acabe pasando alli dos dias.
Para llegar al sur de Laos desde Vang Vieng habia que pasar obligatoriamente por la capital. Yo podia decidir si pasar alli tres horas, un dia, o una semana, pero no podia decidir no ir alli. Mi idea era estar en la ciudad unas horas: el tiempo que tardara en llegar el proximo autobus que me llevaria al sur, pero me sentia cansada y no sabia donde estaba (el autobus paro fuera de la ciudad y, desde alli, un tuk tuk nos llevo a una calle cualquiera, lejos de la estacion de autobuses), asi que acabe decidiendo que buscaria un lugar donde dormir y me quedaria por lo menos una noche en Vientiane.
Acabe agradeciendo que el conductor me dejara en ninguna parte, pues no se entiende un pais sin su capital. En ella se reune su pasado, su presente y su futuro.
Del pasado de Vientiane queda la marca de la colonizacion francesa. El palacio presidencial mezcla la arquitectura europea con unos toques de personalidad asiatica, y la version laosiana de los campos eliseos desemboca en un arco de triumfo con tejados puntiagudos. Parece que Laos intenta hacer de su pasado frances su marca personal.
En el presente, Vientiane es un cumulo de edificios destartalados que crecen entre pequenas casas, testimonio de que Vientiane es solo un pueblo que esta creciendo. Durante el dia hay un pequeno mercado de fruta, carne y pescado; y durante la noche los laosianos se entretienen haciendo aerobic en el paseo del Mekong o, los mas jovenes, haciendo rugir sus motos y jugando al futbol.
En Vientiane no hay Mc Donald’s, ni Zara ni un enorme centro comercial, pero al lado de un quiosco se puede encontrar una tienda de ropa francesa, y en sus estrechas calles circulan coches caros. Laos parece estar aprovechando el dinero que viene de China, de Tailandia y, sobre todo, del turismo. Con el esta convirtiendo su capital en un pueblo que crece al ritmo pausado de Laos para llegar, en un futuro, a codearse con sus capitales vecinas.
Els habitants continuen parlant amb Frances o nomes es pels turistes?
Encara que alguns cartells i carrers estan en frances, es estrany trobar algu que el par-li.
Hola Irene!
Potser quan has vist aquesta ciutat que té un aire «parisenc», per un moment t’ha recordat Europa i com si estiguessis més aprop de casa! jeje
Una abraçada!! 🙂