Crónicas de una argonauta

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10 dudas comunes antes de viajar sola por primera vez

Después de años como nómada, viajar sola me parece algo natural. Mi vida de viaje se ha transformado en algo tan cotidiano que hay poco espacio para dudas y miedos, más allá de los que todos tenemos de vez en cuando. Sin embargo, cuando miro atrás y me veo frente al ordenador dudando si comprar ese billete sin fecha de regreso a Indonesia, recuerdo todas las dudas que se me pasaban por la cabeza entonces.

Quizás tú, ahora, también las tienes. Para ayudarte a no darles un exceso de importancia, aquí van mis respuestas. Imagínate que te las da tu yo del futuro, después de haber tomado la decisión.

Una publicación compartida de Irene | Argonauta (@cronicasdeunargonauta) el Ene 24, 2018 at 9:21 PST

1. ¿Y SI ME ABURRO VIAJANDO SOLA?

Raramente pasa, porque en un viaje todo es nuevo, y siempre hay estímulos y sorpresas. Así que si te aburres es porque quizás ya conoces el lugar tan bien como tu propia casa. Es señal de que toca cambiar.

2. ¿Y SI ME SIENTO SOLA?

No te voy a engañar; puede ser que a veces te sientas sola. Pero te pregunto: ¿no hay días en los que te sientes sola aunque tengas cerca a tu familia y amigos? De la soledad no se escapa, es un sentimiento que a veces llega sin avisar y sin razón aparente, así que cuando te visite mientras estás de viaje, recuerda todo lo que te cuento aquí.

Una publicación compartida de Irene | Argonauta (@cronicasdeunargonauta) el Ene 4, 2018 at 10:39 PST

3. ¿Y SI ME QUEDO SIN DINERO?

Hay maneras de evitar que eso pase. Si viajas con tus ahorros, puedes minimizar los gastos de tu viaje al máximo usando couchsurfing y el trueque. Pero si llega el día en que por ves a saber porqué extraña razón, te has quedado sin dinero en la otra punta del mundo, te aseguro que vas a encontrar una manera de tirar adelante.

Haciendo autoestop por Canadá y Estados Unidos me ofrecieron empleo y en la ruta acabé trabajando en un campo de cerezas casi por pura casualidad. En Asia vendí artesanías locales a través de internet y ahora en México he comenzado a convertirme en nómada digital. ¿Qué quiero decir con eso? Que con los ojos bien abiertos, suerte y picardía se puede salir de casi cualquier situación.

¿Quieres saber cómo me financio mi vida de viaje? Lee el Manual para Nómadas

4. ¿Y SI ME PIERDO?

Ui, eso me pasa a cada rato, y no es el peor de todos los males. A veces incluso es fuente de buenas experiencias. Gracias a perderme, conocí la hospitalidad de los pueblos del norte de España y me he encontrado con lugares que no aparecen en las guías. ¡Un poco de sorpresa le da chispa a la vida!

Viajar sola a Oaxaca

5. ¿Y SI NADIE ME ENTIENDE?

No voy a negar que la barrera lingüística pone las cosas difíciles, pero también hay que reconocer que hace el viaje interesante y, sobre todo, te obliga a aprender una lengua extranjera. En mi viaje a China el inglés me sirvió de poco, pero aún así logré recorrer el sur del país de punta a punta gracias a la paciencia de los chinos y a la mía.

Tuve que aprender palabras cotidianas y copiar las direcciones en caracteres para pedir ayuda en caso de perderme. Al final de mi viaje por China podía mantener una conversación básica (aunque ya he olvidado lo poco que sabía) y el esfuerzo lingüísticotico que representó el viaje me hizo valorar ese país muchísimo más.

6. ¿Y SI NO ME GUSTA LA EXPERIENCIA DE VIAJAR SOLA?

Es muy sencillo: si no te gusta el viaje, vuelves a casa. Nadie te obliga a seguir un estilo de vida que no es para ti, pero si nunca lo pruebas, siempre te quedarás con la duda de cómo habría sido la experiencia si te hubieses dado la oportunidad de probarla.

Miedo a viajar sola

Lee > 15 cosas que no quiero que sucedan cuando viajo sola pero siempre suceden

7. ¿Y SI ECHO MUCHO DE MENOS A MI FAMILIA Y AMIGOS?

Eso pasa muy a menudo. No se puede tener todo, ¿no? Por suerte hoy existen muchos medios que acortan las distancias. ¿Te imaginas cómo sería viajar sola en esa época en la que no existía internet? La verdad es que ahora viajar es mucho más fácil.

8. ¿Y SI ME OLVIDO DE ALGÚN PREPARATIVO IMPORTANTE?

Tranquila, mientras no te olvides del pasaporte, todos los demás documentos y preparativos pueden solucionarse por el camino. Pero para que no te quedes con la inquietud, aquí te dejo los documentos más importantes para tu gran viaje.

Una publicación compartida de Irene | Argonauta (@cronicasdeunargonauta) el Ene 18, 2018 at 10:40 PST

9. ¿Y SI ME VIOLAN O SECUESTRAN?

Bueno, ya que nos ponemos en lo peor, ¿por qué no ponernos también en lo mejor?: ¿Y si descubres que el mundo es mucho más amable de lo que te cuentan? Hace años que viajo. Lo he hecho en bici, transporte público y autoestop, y jamás nadie me ha violado o secuestrado.

Quizás crees que he tenido suerte, pero conozco muchas mujeres viajando solas por el mundo y de momento ninguna de ellas ha pasado por todo eso. Sí, puede pasar, pero deberías tener muy mala suerte y, si la tuvieras, ¿crees que sería por viajar sola? ¿De verdad crees que eso no puede pasarte a la vuelta de la esquina?

Lee > Cómo actuar frente al acoso sexual

10. ¿Y SI EL MIEDO NO DESAPARECE?

No lo hará. Yo sigo teniendo miedo a muchas cosas, pero no son las mismas a las que temía cuando aún no había viajado sola. Todas estas dudas y miedos que tienes ahora, se irán difuminando a medida que compruebes por ti misma que viajar sola no es para heroínas, pero puede que haya momentos en los que sientas miedo o que algunos temores vuelvan. La vida está llena de miedos, hay que acostumbrarse a ello; pero si quieres vivir la vida que quieres, será mejor que no dejes que te dominen.

Una publicación compartida de Irene | Argonauta (@cronicasdeunargonauta) el Ene 26, 2018 at 7:10 PST

Written by Irene · Categorized: Inspiración · Tagged: Viajar en solitario, Viajeras

¿Viajar sola a México es peligroso?

Cuando buscaba información sobre viajar sola a México, una de las primeras alarmas que saltaban era el tema de la seguridad. Con las noticias que corren por ahí sobre este país, supongo que no exageraba al buscar en google: “¿México es un país peligroso?”

De hecho, quizás tú has llegado hasta aquí buscando respuestas a la misma pregunta. ¿Qué respuestas te has encontrado hasta el momento? Seguramente ya has leído alguna lista de las ciudades más seguras del país, ¿verdad? Y parece un poco desolador que, con lo grande que es el territorio mexicano, la lista sea tan reducida, ¿no?

Yo también estuve en tu lugar. Yo también quería que alguien me dijera con toda sinceridad que México era un país seguro y que no me iba a pasar nada. Y no encontré a nadie que me diera ese mensaje reconfortante, pero decidí viajar a México igualmente. Inspiré bien fuerte y crucé la frontera de Tijuana sin mirar atrás. Han pasado ya casi dos años y sigo en este país. Desde mi experiencia, te puedo decir lo siguiente: Viajar sola a México no es peligroso.

Una publicación compartida de Irene | Argonauta (@cronicasdeunargonauta) el Oct 29, 2017 at 6:12 PDT

EL PELIGROSO NORTE

El norte de México era quizás la zona que más nerviosismo me causaba. Parece que todo el mundo está de acuerdo en que ahí se juntan todos los problemas del país. Es por ello que casi nadie va a visitarlo. Casi todo el mundo prefiere quedarse en el archiconocido Caribe.

Viví tres meses en una pequeña ciudad de Nuevo León, Cadereyta, y desde allí me moví a diferentes lugares del estado y de su vecino Coahuila. Nunca me pasó nada y nunca vi nada peligroso.

Aunque tengo que aclarar que por el norte de México no viajé sola. Lili, una amiga regia me ayudó a moverme por ambos estados en su coche. Pero después de haber tenido un acercamiento tan fabuloso a esa zona de México, no me importaría seguir recorriendo más estados norteños yo sola. Ojalá tenga la oportunidad de volver al norte para poder recorrer Chihuahua, la península de Baja California y conocer Coahuila en profundidad.

Lee > 11 razones para volver a Monterrey

Una publicación compartida de Irene | Argonauta (@cronicasdeunargonauta) el Sep 22, 2017 at 7:17 PDT

LA CAÓTICA CIUDAD DE MÉXICO

El segundo motivo de inquietud era la capital. Se oye de todo sobre las capitales latinoamericanas, pero casi nada bueno. ¿Cómo me iba a imaginar que podría moverme sola por la ciudad sin ningún problema? ¿Cómo iba a pensar que podría disfrutar con calma de su zócalo? La capital de México tendrá el peor tráfico del mundo, vale; pero es una ciudad con verdaderas joyas turísticas y realmente fácil de recorrer en transporte público si evitas las horas pico.

Una publicación compartida de Irene | Argonauta (@cronicasdeunargonauta) el Nov 3, 2017 at 7:25 PDT

EL PARAÍSO DEL CARIBE

El Caribe era el lugar que menos me preocupaba de México. Si hay tanto turista por ahí, seguramente que el estado ya se preocupa de que estén a salvo. Sin embargo, ese lugar tampoco se escapaba de historias de secuestros, balaceras y narcotráfico.

Parecía que por la noche debería encerrarme en mi hostal para estar completamente a salvo. Pues resulta que viví tres meses en Tulum y recorrí parte de Quintana Roo en autoestop sin tener que esconderme por las noches, ni sufrir ningún secuestro ni presenciar guerras de narcos. Disfruté del Caribe con toda normalidad sin tener que ir en taxi a todas partes y sin tener que contratar un paquete todo incluido que me mantuviera a salvo de la jungla mexicana.

EL SALVAJE SUR

Chiapas: El cuarto y último motivo de inquietud. Hasta el resto de México teme a este estado. Les llaman los salvajes y, según consejos de los propios mexicanos, por ahí debería tener mucho cuidado; pues hay mucha selva y tienen machetes. Suena ridículo, pero no me estoy inventando ninguna palabra.

Después de dos meses en Oaxaca, fui a vivir a Chiapas. Ya llevo dos meses instalada en la ciudad de San Cristóbal y realmente aún no he visto ningún machete, aunque sí que he visto selva. En Palenque existe toda una señora selva, con monos aulladores, guacamayas, lianas y ruinas mayas. Más que sentir peligro, lo que he sentido recorriendo este estado es una enorme gratitud por haberme dado la oportunidad de no escuchar a mis miedos ni a los de otros.

Una publicación compartida de Irene | Argonauta (@cronicasdeunargonauta) el Mar 25, 2017 at 7:32 PDT

Una publicación compartida de Irene | Argonauta (@cronicasdeunargonauta) el Ene 4, 2018 at 10:39 PST

EL MACHISMO MEXICANO

Está bien, quizás ya te ha quedado claro que viajar sola a México no es tan peligroso como te dicen, pero hay que reconocer que México es un país machista. De hecho, aún no conozco ningún país que no lo sea de algún modo, pero México arrastra todavía un machismo bien rancio. ¿Lo convierte eso en un país peligroso?

No.

Quizás tengas que soportar algún piropo por la calle, algún comentario desafortunado y alguna situación de galantería inapropiada, pero no creo que en México aumente el riesgo de que seamos violadas. Vale, quizás existe por ahí alguna estadística que dice lo contrario, pero yo hablo desde mi piel, no desde un noticiero o un estudio escrito entre las cuatro paredes de un despacho. Creo que en cualquier lugar del mundo corremos el riesgo de ser agredidas y acosadas sexualmente y en México no me he sentido en mayor peligro por ser mujer que en otro país.

Lee > Viajar sola: Cómo actuar frente al acoso sexual

¿ES SEGURO VIAJAR SOLA A MÉXICO?

Entonces, dicho todo esto, ¿es peligroso viajar sola a México?

No. No lo es.

Así que sácate todas las inquietudes que te ha instalado la mala prensa, pon en tu mochila una buena dosis de sentido común y viaja a México sola. Disfruta de este increíble país que a mí me ha enamorado desde el momento en que pisé su frontera.

Consejos para viajar sola a México
Para ir agarrando confianza durante tus primeros pasos por México, te aconsejo lo siguiente:
  • Viaja en autobuses de primera clase: No quiero decir que las camionetas y autobuses de segunda y tercera clase sean inseguros y que debas negarte a viajar en ellos. Yo lo he hecho y no me ha pasado nada más allá de tener un viaje incómodo, pero comenzar tu ruta por México en autobuses más cómodos puede que te ayude a calmar la ansiedad de los primeros pasos.
  • Pregunta a los locales qué zonas debes evitar: A veces hay carreteras bloqueadas y barrios que están viviendo situaciones complicadas. Así que cuando planees desviarte de la ruta turística, pregunta a un mexicano qué información hay sobre esa zona.
  • Evita caminar sola por la noche: Yo lo he hecho y no me ha pasado nada, pero sí que es cierto que la mayoría de robos en las ciudades mexicanas se dan al anochecer, así que el sentido común dicta que es mejor moverse en transporte público, taxi o uber cuando es de noche y estás en una gran ciudad. Pero no te vuelvas paranoica, no hace falta que te encierres en tu hotel.
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Written by Irene Garcia · Categorized: Reflexiones · Tagged: Mexico, Viajar en solitario, Viajeras

Viajar sola: Cómo actuar frente al acoso sexual

Esta entrada comienza exponiendo cuatro historias vividas en primera y en tercera persona. Te pido que, por favor, leas este escrito hasta el final para entenderlo en su totalidad. Gracias.

Situación nº1:

Tenía 13 años y estaba sentada en un banco de la piscina esperando que comenzara la clase de natación. Un chico se sentó a mi lado, me sonrió y puso su mano sobre mi rodilla. No entendí lo que estaba pasando, pero no me sentí cómoda. Me escapé de esa situación excusándome con que una amiga me estaba esperando en el pasillo y me encerré en el vestidor hasta que la clase de natación terminó.

Reacciones:

  • No recuerdo ninguna reacción por parte de mi padre cuando le conté la historia (creo que pensó que me inventé una excusa para no ir a clase de natación).
  • Mis compañeras de colegio se tomaron la historia como una anécdota.
  • Nadie en la piscina se dio cuenta de lo que estaba pasando.

Situación nº2:

Varios años más tarde, en otra piscina, un señor se acercó a una chica para hacerle comentarios sobre su cuerpo. La chica le gritó el asco que le causaba su actitud. El señor se ofendió: “Ai, si no estoy haciendo nada”. Al ver que nadie alrededor reaccionaba ante la situación, la chica se levantó y expresó su incomodidad al vigilante de la piscina. “Si no estás a gusto, puedes irte de aquí”, le respondió.

Reacciones:

  • Pasividad por parte del vigilante.
  • Incomprensión por parte del acosador.
  • La chica agarró su toalla y se fue.

Situación nº3:

Ariane estaba a orillas del río concentrada entre las páginas de un libro. Cuando despegó sus ojos de él, vio que un chico se acercaba nadando desde la otra orilla. “Quiero estar sola”, le dijo. Puede que el chico no comprendiera el extraño acento de Ariane, porque se le acercó todavía más y empezó a acariciarle el pelo hasta llegar a los pechos. Ariane, enojada, se dispuso a subir el camino de vuelta al hostal, pero el chico la agarró por la cintura y le bajó los pantalones. Ella corrió más rápido, pero él le agarró las piernas haciéndola tropezar. Finalmente, ella consiguió enderezarse y escapó de las manos del chico mientras se colocaba otra vez los pantalones.

Reacciones:

  • Ariane arrancó a llorar en el comedor del hostal.
  • Las chicas de la cocina se rieron de su llanto.
  • El encargado le pidió que no comentara nada a los huéspedes.
  • Yo y otra voluntaria escuchamos su historia y le aconsejamos que hablara de la situación con los dueños del hostal.
  • Los dueños y el gerente llamaron a la policía para que Ariane pudiera denunciar su situación.
  • La policía bajó al lugar de los hechos y pidió una foto a unas turistas que estaban tomando el sol en bañador.
  • La policía se comprometió a poner carteles en los caminos y aldeas avisando de que ese tipo de comportamientos hacia las mujeres no eran aceptables.
  • Nunca vimos esos carteles.
  • Unas semanas más tarde, el chico volvió a molestar a otra voluntaria.

Situación nº4:

A medianoche se oyeron gritos desde la sala de yoga. La pareja que se asomó a ver qué estaba pasando se encontró con una chica llorando y gritando “¡No, no, no, no, no!”. El masajista la miraba asustado y aseguraba que él no había hecho nada. Ella contó que sus manos llegaron hasta su sexo.

Reacciones:

  • La pareja quiso retener al hombre hasta que llegara la policía para tomar declaración de la chica.
  • La dueña del cámping abrió las puertas del lugar y dejó que el masajista se fuera a casa.
  • Una de las voluntarias se sintió culpable de haber traído a ese hombre al lugar. Ella notó algo extraño en él, pero no le dio importancia en ese momento.
  • El chico de mantenimiento sugirió que la chica habría dado señales al masajista que causaron el malentendido.
  • La chica nunca pidió hablar con la policía y acabó tomando esa situación como una anécdota.

viajar sola a México

¿En qué lugar del mundo crees que sucedieron cada una de esas historias?

Las dos primeras sucedieron en Sabadell, una pequeña ciudad de España. La tercera tuvo lugar en la selva de Guatemala y la última en Tulum. De hecho, conozco muchas más experiencias como esta y la mayor parte de ellas han ocurrido en lugares de Europa como Madrid, Londres y Barcelona. Lo curioso, además, es que muchas de estas situaciones han sucedido a mujeres que no se encontraban de viaje.

¿Qué quiere decir esto?

Que el acoso sexual puede ocurrir en cualquier lugar del mundo y no solo afecta a viajeras. También lo sufren las mujeres que viven una rutina de oficina y las adolescentes cuya vida se centra en la escuela. Viajar sola quizás te expone a vivir situaciones de desamparo en sociedades machistas donde una mujer occidental es vista como una mujer fácil, pero no salir de tu ciudad ni de tu país tampoco te libran de vivir situaciones de acoso sexual.

Dicho esto, entiendo que muchas mujeres me escriban expresando su temor a viajar solas por el riesgo de vivir situaciones de este tipo. No voy a ser tan inocente como para negar que existe cierto riesgo para las mujeres que viajamos solas, pero tampoco voy a ser tan inconsciente como para obviar que el acoso sexual afecta a la mujer en general, sea viajera o no.

Puede que si te quedas en casa también vivas una situación como las mencionadas al inicio de esta entrada, y lo más terrible es que probablemente también te vas a encontrar con la indiferencia e impasibilidad que se vive frente a este tipo de situaciones en cualquier lugar del mundo.

Miedo al acoso sexual viajando sola

LOS CULPABLES

En una situación de acoso sexual solo hay un culpable: El acosador.

Pero hay decenas de cómplices:

  • Los que no dicen nada cuando presencian una situación de acoso sexual.
  • Los que no actúan cuando una mujer les pide ayuda.
  • Los que piden a la mujer que callen.
  • Las mujeres que callamos.

El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos.

Simone de Beauvoir

Una publicación compartida de Irene (argonauta) (@cronicasdeunargonauta) el 17 de Jul de 2017 a la(s) 7:11 PDT

Pensándolo bien, es bastante desolador recibir correos de mujeres preocupadas por cómo reaccionar ante una situación de acoso. Es algo patético que tenga que escribir esta entrada respondiendo a todos esos correos. Eso significa que tenemos un sistema educativo que no prepara a la sociedad (hombres inclusive) para gestionar este tipo de situaciones y ni tan siquiera les hace saber a las mujeres que ellas no se merecen vivir ningún tipo de acoso, que eso no es normal, que no es ninguna anécdota, que no están solas y que hay todo un sistema apoyándolas.

En realidad, lo más probable es que sintamos vergüenza cuando un hombre nos acosa, ya sea porque no supimos reaccionar a tiempo, o porque nuestro entorno no le da la importancia que nosotras le dimos o porque, en el fondo, puede que creamos que sin querer provocamos esa situación.

acoso sexual en el norte de mexico

CÓMO SE HACE FRENTE AL ACOSO SEXUAL

Cuando en India pregunté a unos amigos cómo debería reaccionar si quería que los hombres no me tocaran, su respuesta fue: “Actúa como lo haría una india. Pégales un bofetón y móntales un escándalo en plena calle. Pasarán tanta vergüenza que no lo volverán a hacer”.

Cuando busqué información sobre cómo hacer frente a alguna situación de acoso que surgiera durante el viaje por América, las recomendaciones que encontré fueron que llevara un teléfono cerca para poder llamar a un contacto de emergencia en cualquier momento.

En realidad, todas ellas no son formas de hacer frente al acoso sexual, sino que son simplemente formas de sobrellevarlo. Para hacerle frente se necesita, no solo la actuación firme de la mujer que sufre el acoso, sino también de una red social fuerte que, desde la educación, fomente el respeto hacia la mujer y el desprecio hacia cualquier tipo de situación que le cause incomodidad. Mientras esto no sucede, lo único que podemos hacer es tomar medidas que nos preparen para actuar frente a este tipo de situaciones.

En mi caso, viajo con un spray pimienta y un teléfono con números de emergencia locales a los que pueda contactar fácilmente en caso de necesitarlo. Pero la herramienta más fuerte contra el acoso sexual es la denuncia. Si algo te incomoda, denúncialo. El acoso nunca va a ser nuestra culpa, nunca va a ser una anécdota sin importancia y nadie tiene que mandarte callar; porque, ante la impasibilidad de la sociedad, lo único que nos queda es molestar.

Y, por último, solo te pido que, por favor, no renuncies a tus viajes por el miedo al acoso sexual. Nunca le concedas tanto poder a un depravado.

Written by Irene Garcia · Categorized: Reflexiones · Tagged: Viajar en solitario, Viajeras

15 cosas que no quiero que sucedan cuando viajo sola (pero siempre suceden)

Viajo sola. Hace cuatro años que me muevo por el mundo sin más compañía que la de mi mochila y nunca me he arrepentido de haber tomado la decisión de comprar un billete a Indonesia sin fecha de regreso. Sin embargo, desde ese día mi vida no es un bonito cuento de hadas en el que todo sucede según mi voluntad viajera. Hay días grises y malas experiencias que no caben en los folletos turísticos.

CUANDO VIAJO SOLA NO ME GUSTA… 

1. DESESPERARME PORQUE NO PARA NINGÚN COCHE

Cuando me desesperé porque habían pasado quince minutos y ningún coche había respondíido todavía a nuestro letrero que apuntaba hacia Penticton, mi compañero de viaje me dijo que o era muy impaciente o había tenido mucha suerte. Reconocí que pecaba de ambas. Sé que me falta paciencia. De hecho considero el viaje en autostop como un ejercicio para trabajar esa cualidad. Pero lo cierto es que pocas veces he tenido que esperar más de diez minutos en la carretera y eso me ha convertido en una viajera consentida.

A veces me sorprendo juzgando a todos esos conductores que pasan de largo frente a mí, y no me gusta ser así. No quiero olvidar que viajar en coches ajenos es un privilegio, que nadie tiene la obligación de parar y que mi viaje no es más importante que sus razones para ignorar mi pulgar.

Cuando viajo sola no me gusta esperar
Intentando disimular el cansancio de esperar seis horas en la carretera.

2. SENTIRME VULNERABLE

Algunos afirman que estoy loca por viajar sola a dedo. Puede que tengan razón, pero habría que matizar que soy una loca con momentos de lucidez. Soy consciente de mi propia vulnerabilidad cuando me acomodo en el asiento delantero de un coche desconocido, cuando llego a una ciudad por la noche o cuando planto mi tienda de campaña en medio del bosque y me acurruco como una bolita dentro del saco. En esos momentos creo ciegamente que me puede pasar cualquier cosa: Lo más improbable (encontrarme con un psicópata) y lo más imposible (que un fantasma me acose en el bosque), y lo peor es que no sabría cómo reaccionar.

3. SENTIRME INCÓMODA EN CASAS AJENAS

Soy introvertida y a veces me da incluso por ser tímida. Si durante el viaje me aloja alguien que es aún más raro que yo, la situación se vuelve incómoda, por lo menos para mí.

El hogar ajeno no es mi casa, por mucho que los buenos anfitriones insistan en lo contrario. Estoy ahí de paso. Soy una invitada y como tal me debo comportar si no quiero que el anfitrión sienta que su espacio ha sido invadido. Eso no me preocupa. Creo que se me da bastante bien sentirme como en casa en lugares que no son mi casa, pero si la conversación con el anfitrión es casi nula y tengo que hacer yo todo el esfuerzo para que la experiencia no se reduzca a “una noche gratis”, me agoto, me incomodo y solo siento ganas de irme.

No me gusta sentirme incómoda en casas ajenas

4. VOLVERME INSENSIBLE A LAS DESPEDIDAS

Poco antes de comenzar el viaje en autostop por América de norte a sur, una de mis amigas más cercanas se despidió de mí con cara de pena. “Ya deberías estar acostumbrada, ¿no?”, le dije, y enseguida quise recoger esas palabras una por una para tragármelas de un bocado.

Cuando viajo también digo adiós a gente que en pocos días ya se han convertido en amigos. Les doy un abrazo e intento pensar lo menos posible en que es muy probable que no los vuelva a ver nunca más en la vida. Incluso ahora, escribiendo estas líneas, recuerdo a Nakuy, a Paul y a Jim y solo logro que se me escape un breve suspiro interrumpido ahora mismo al darme cuenta de que se me va a escapar el metrobús hacia el centro de la ciudad de México.

Me da miedo estar tan llena de despedidas que ya no me importen.

5. DESEAR VOLVER A CASA

Y aunque la tristeza no aparezca en el momento de la despedida, también me toca sufrir la nostalgia de no estar en casa. No me gusta perderme el nacimiento de los hijos de mis amigas, sus bodas, el cumpleaños de mi madre, de mi padre y de mi hermana; los besos húmedos de mi abuela, los cafés en el Viena, una conversación frívola en un lugar familiar con alguien al que no tenga que esconderle que me siento triste. A veces el mundo es un lugar demasiado extraño y solo quiero ser yo misma sin tener que dar explicaciones.

6. QUE TODO ME SALGA MAL

Hay días en los que todo sale al revés. El plan A se va al garete, el plan B no sale cómo querías y el plan C… El plan C ni siquiera existe. Y, por si no fuera suficiente, ya te he contado que no tengo paciencia. En esos momentos solo quiero una cama y echarme a llorar hasta que todo se solucione por intervención divina. Pero a veces esa cama no está cerca y las lágrimas no se llevan los problemas, así que no queda otra que buscar soluciones en un medio extraño rodeada de gente extraña. De todos modos, a un viaje no se le debe pedir que sea siempre de color de rosa. Sería aburrido.

Cuando viajo soola no quiero problemas
¿Sacando músculo o mandando a tomar viento a los problemas?

7. PERDER LA PACIENCIA

Quizás estoy insistiendo demasiado en que soy impaciente, pero es que realmente es uno de mis peores defectos y el primero del que me gustaría desprenderme. Si hay algo que ayude menos que la impaciencia en un viaje, por favor, házmelo saber en los comentarios.

8. SENTIRME MAL POR NO QUERER VERLO TODO

Estoy aprendiendo a pasar de las listas sobre todo lo imprescindible en tal o cual ciudad/país, pero a veces no puedo evitar sentirme como una terrible holgazana que ha pasado una semana en la capital y no ha visto ni la mitad de lo que las guías recomiendan. De repente recuerdo que es muy probable que nunca más vuelva a ese lugar y ¿qué he hecho sino cualquier otra cosa que podría estar haciendo en casa? ¿Para eso me voy a la otra punta del mundo?

Puede que no haya excusas para perderse Zapopan cuando viajas a Guadalajara porque prefieres invertir el día en leer, en ver una serie, en escribir, en pasear sin rumbo por calles ya conocidas; pero cuando llevas varios meses en movimiento, si no te das permiso para dejar a un lado el mundo y ocuparte de ti misma, te puedes cansar de viajar.

9. PENSAR QUE TODO SERÍA MÁS FÁCIL SI NO VIAJARA SOLA

Escoger la mejor ruta, escribir un cartelito que llame la atención, plantarte sola en la vereda de la carretera, aguantar la sonrisa durante cinco, diez, treinta minutos o hasta seis horas; intentar no dormirte en el coche, buscar temas de conversación con el conductor, ser una buena copiloto, llegar a un lugar desconocido, buscar dónde dormir… A veces viajar sola acaba siendo un trabajo a jornada completa sin posibilidades de delegar ninguna función. Me encanta mi trabajo, pero reconozco que hay días en los que estoy demasiado cansada para lidiar con el viaje yo sola.

Ahora mismo recuerdo con nostalgia esos dos meses que pasé en el noroeste de la India viajando con Cristina. Si una estaba cansada de dar vueltas por la ciudad sin encontrar un hostal barato, se podía tomar el lujo de pasar el relieve a su compañera. Si una no tenía fuerzas para lidiar con la complicada red de transportes de la India, quizás la otra tenía la paciencia de explicárselo. Si una tenía miedo, la otra tenía un poco menos.

10. SENTIRME SOLA

También reconozco que cuando viajo sola hay momentos en los que me siento sola, y cuando no viajo también. Ese es un mal de la vida que hay que llevar a cuestas incluso en casa. El camino no me ha dado la solución a este problema ni a muchos otros, ni espero que me la de.

Cuando viajo sola no quiero sentirme sola

11. ENFERMARME (O QUE ME DEN ATAQUES DE HIPOCONDRÍA)

En Taiwán pasé unos días raros en el baño. No quiero ser desagradable, pero no me queda otro remedio si quiero que entiendas la situación.

Seré breve y concisa: No salía nada sólido. Solo un líquido aceitoso que olía a mar. Parecía que mis intestinos no procesaban nada más que grasa de pescado. Me alarmé e hice lo peor que se puede hacer cuando una está asustada por su salud y no ha contratado un seguro médico: Consultar en internet. El diagnóstico que me dictó un artículo de divulgación médica es que muy probablemente iba a morir de cáncer, pero resultó que simplemente mi cuerpo no asimilaba la carne de un pescado que suelen vender como mero y no lo es.

Mi cuerpo se fue recuperando poco a poco siguiendo su propio proceso, pero el gran susto que me llevé en el baño de ese apartamento de Taipei se ha repetido en varias ocasiones.

Lee > Iati Seguros de Viaje vs World Nomads: ¿Cuál te conviene?

12. PERDERME

Recuerdo perfectamente mi cuarto día en Indonesia: Anduve cinco horas perdida por la ciudad de Bandung. No sabía como volver a casa y la trama de buses, taxis y bemos se me hacía indescifrable. Además, la gente no hablaba inglés y no sabían ni siquiera cómo describir el color del autobús que debía tomar.

En China no llegué a encontrar nunca el hostal que andaba buscando por Quanzhou. Acabé pidiendo ayuda, con Google Translate mediante, a los recepcionistas del único hotel que encontré en la ciudad. Tardamos cuatro horas en entendernos, pero finalmente me llevaron en moto al hostal más barato del centro de la ciudad.

Podría seguir contando historias sobre rumbos perdidos y todas tienen un final requetefeliz. Pero el interminable momento de tensión al darme cuenta de que ando perdida y sola en una ciudad complicada y desconocida no es agradable.

13. QUE ME FELICITEN POR VIAJAR SOLA SIENDO MUJER

Hay elogios que me hinchan el ego, como el que me regaló Ron de camino a Canyon Beach: “Eres una mujer muy fuerte por estar viajando sola”. O David, dirección a Guanajuato: “Me alegra que estés haciendo este viaje y de este modo, especialmente porque eres mujer”. Pero luego pienso en cómo estos apuntan hacia mi condición de mujer y no a la de viajera y empiezan los problemas.

Me gustaría que algún día nadie se sorprendiera porque una mujer viaja sola, ni que se pusiera en duda su seguridad, ni se le alertara de todos los peligros que corre su cuerpo si sube a coches de extraños. No quiero sentirme más vulnerable ni insegura en el mundo por pertenecer a un género al que se le supone que debe quedarse en casa.

Lee > El mundo no es lugar para mujeres

Cuando viajo sola no me gusta que me feliciten

14. EXTRAÑAR LA VIDA SEDENTARIA

A veces parece que estoy condenada a ser una eterna insatisfecha. Cuando estoy en casa echo de menos las novedades del día a día de una vida de viaje. Y cuando estoy viajando hay días en que solo quiero una rutina de la cual pueda cansarme. Entonces busco trabajo y me quedo un tiempo en un lugar hasta que vuelvo a echar de menos el movimiento. Y así, entre ciclos, voy tirando adelante estos cuatro años de viaje.

15. TENER MIEDO

Mentiría si te dijera que cada vez que me planto al lado de la carretera con el pulgar alzado no siento miedo, ni siquiera un poquito. Ya no preparo la mochila convencida de que voy a morir, como el primer día que me propuse cruzar Canadá en autostop, pero siempre hay una pequeña parte de mí que tiembla y reza para que no se pare un psicópata. También mentiría si te dijera que cada vez que acampo sola en el bosque no rememoro el episodio de esa noche en Portugal en la que me despertaron los faros de un coche y una voz de hombre a las doce de la noche.

No me gusta cargar con mis miedos, ni mucho menos con los ajenos, pero no queda otra que asumir la omnipresente presencia de ese compañero de viaje forzado. Por lo menos los miedos del camino son menos pesados que la monotonía de una vida en la oficina.

cuando viajo sola no quiero sentir miedo
Superando el miedo a las alturas. Foto tomada por Praveen Maloo

¿Hacemos terapia de grupo?

15 cosas que no quiero que sucedan cuando viajo sola, pero suceden:

Si tú también has dudado alguna vez de esta fórmula para ser feliz y, a pesar de todo elegirías una vida nómada ante cualquier vida de escritorio, deja un comentario contándome todo aquello que no te gusta que te pase cuando viajas (pero siempre te pasa).

¡Que empiece la terapia!

Written by Irene Garcia · Categorized: vivir viajando · Tagged: Viajar en solitario

Viajar en solitario: Cómo lo imaginas y cómo es en realidad

Hay muchos tópicos sobre viajar en solitario. Parece que esas ideas nacen de las experiencias individuales, y luego se generalizan hasta convertirse en creencias que debemos compartir todos los que viajamos solos.

En mis comienzos, la idea de viajar sola era como un espejismo alimentado por las experiencias, miedos e inseguridades heredados. Y todas ellas estaban generando expectativas sobre mi primer viaje en solitario.

Estas son la cosas que me decían (y acabé pensando que eran absolutamente ciertas) sobre viajar en solitario:

Al viajar en solitario vas a encontrarte contigo misma

No entiendo muy bien qué significa encontrarse a uno mismo, pero parece ser que si uno quiere hacerlo, tiene que hacer un viaje en solitario.

“Si no sabes lo que quieres en la vida, si has perdido el rumbo, si tienes problemas, etc., vete de viaje.”

A veces parece que cambiar de aires es la solución para todos los problemas de la vida. Aunque es cierto que puede ser una buena base para encontrar las soluciones que necesitas, la verdad es que viajar en solitario no es una varita mágica que va arreglar tu vida de un día para otro.

Viajando sola he aprendido muchas cosas sobre mí misma y el mundo, pero, sinceramente, yo me sigo buscando.

No tendrás a nadie en los buenos momentos

He de reconocer que esta afirmación tiene parte de razón. He estado sola en lugares espectaculares y cumpliendo retos que me han hecho muy feliz. ¿Y qué? En esos momentos no me he sentido sola o con ganas de tener a alguien a mi lado.

También he compartido buenos ratos con gente que acababa de conocer hace unas horas. De hecho, alguno de esos buenos momentos surgieron gracias a esas mismas personas que hacía unos días eran simples desconocidos.

Ni tampoco en los malos momentos

Vale, viajando sola he tenido que buscarme la vida en algunas situaciones complicadas. Pero también está claro que, aunque viaje en solitario, no vivo sola en este mundo. Siempre he encontrado a alguien que me ha ayudado cuando se lo he pedido. O aún mejor: Me han ayudado sin necesidad de pedirlo.

Vas a tener todo el tiempo para ti

Sí, es cierto que tendrás muchas horas del día para pensar en ti y solo en ti, pero muchas veces tendrás que compartir tu tiempo con otros viajeros, con gente local o con la familia que te acoge.

Si pretendes que tu viaje sea algo más que relax. Si quieres conocer el país a fondo y conocer su vida local, deberás compartir tu tiempo (a veces incluso las 24 horas del día) con gente que acabas de conocer.

Hacer Couchsurfing, trabajar en un hostal, cambiar trabajo por alojamiento y comida en Workaway, etc. reducen los costos de tu viaje e incluso lo llenan de experiencias interesantes, pero también te obligan a convivir y a compartir tu tiempo con personas que no conoces. Esto no es malo, pero sí que es todo un reto.

Te van a pasar todas las maldades del mundo

Es curioso: todo el mundo cree que las cosas malas le pasan a los otros, hasta que salimos a viajar solos. Entonces son los demás los que tienen suerte si no los ha secuestrado la guerrilla en Colombia, las han acosado sexualmente en India o robado en Suramérica.

De acuerdo, viajando en solitario puedes vivir situaciones de lo más variopintas y no todas agradables. Pero los que viajamos solos no llevamos un imán pegado en la mochila para atraer a las malas personas.

Te vas a sentir sola

Ese era mi mayor miedo.

Luego salí de viaje y descubrí que, en efecto, había días en los que me sentía sola. Pero también hay días en los que me siento así en casa, rodeada de gente y cerca de mi familia.

En realidad hay mucha más gente en el mundo viajando en solitario con la que acabarás compartiendo unas cervezas o incluso un trayecto del viaje. Alguna gente curiosa se acercará a ti para saber por qué estás viajando en solitario por su país, o incluso tú acabarás acercándote a la gente y comenzando nuevas conversaciones (aunque seas tan introvertida como yo).

La verdad es que cuando viajo me siento feliz la mayor parte del tiempo y no tiene nada que ver que lo esté haciendo sola o acompañada. Simplemente me siento así porque estoy viajando.

Seguro que me estoy olvidado de muchos más tópicos y creencias sobre viajar en solitario. Pero estos son, a grandes rasgos, los que he oído comentar con más frecuencia.

Aunque he intentado matizar esas creencias con mi propia experiencia, no quiero que tomes esta entrada como una descripción real y objetiva de lo que es viajar en solitario. No me hagas más caso del que me merezco. Yo solo te he mostrado mi realidad. Sal a buscar la tuya.

¿Qué opinas tú?

¿Has viajado en solitario? ¿Cómo ha sido tu experiencia? Cuéntamelo en los comentarios 🙂

Written by Irene Garcia · Categorized: Inspiración · Tagged: Viajar en solitario

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